Manifiesto contra la violencia unilateral masiva sobre Ucrania

Las agresiones bélicas tienen una función coercitiva destinada a imponer obediencia mediante el uso de las armas en un contexto de dureza y crueldad. Estas situaciones suceden cuando n­­o hemos sido capaces o no se quiere encontrar una solución moral basada en el diálogo.

Al estilo de Steven Pinker (2011) en “los ángeles que llevamos dentro”, preferimos denominar a lo que está pasando en Ucrania mediante el término violencia unilateral masiva, pues los de “guerra” o “conflicto armado” pudieran denotar cierta intención bilateral del uso de la violencia y las armas, no siendo este el caso.

La Psicología no puede mirar hacia otra parte ante situaciones como esta, y es nuestro propio Código Deontológico el que nos indica que el ejercicio de la Psicología se ordena a una finalidad humana y social, no en vano contamos con una amplia tradición de investigación y trabajo en la búsqueda de soluciones pacíficas ante los conflictos.

Si analizamos, desde la Psicología Social, el contenido del discurso mantenido estos días por parte del máximo mandatario ruso, observamos que su objetivo es deslegitimizar al pueblo ucraniano mediante la difusión de algunas de las categorías lingüísticas definidas por Daniel Bar-Tal (2000); rótulos políticos, para dotar al pueblo ucraniano de características inaceptables por la sociedad, grupos de comparación, para equipararlo con grupos valorados negativamente, y la proscripción, para catalogar a su población como infractora de las normas sociales. Todas ellas contribuyen a la creación de barreras psicológicas y sociales que dificultan lograr una solución pacífica.

Ante tan grave violación del derecho internacional humanitario, manifestamos nuestro más profundo rechazo, lamentando el sufrimiento provocado y el coste de vidas inocentes, entre las que se encuentran niños y niñas.

Nuestro Código Deontológico nos señala que la profesión de la Psicología se rige por principios comunes a toda deontología profesional, entre los que se encuentran la protección de los derechos humanos y el sentido de responsabilidad; a la Psicología y a sus profesionales nos toca proceder en coherencia con ello, actuando con responsabilidad y mostrando sensibilidad con lo que está ocurriendo, más allá de protagonismos individuales y actitudes corporativas.

En lo que esté en nuestras manos, seguiremos trabajando para la consecución de un mundo más justo y libre de acciones bélicas, promoviendo espacios y culturas de paz, y anhelando que el diálogo se imponga para una pronta consecución de un acuerdo entre todas las partes implicadas.